Si el Yo no existe por sí solo,
si los hombres no son islas
como afirma Nuccio Ordine
con el título de su libro,
tampoco el espacio es algo en sí mismo,
ni el tiempo bien entendido,
ni las demás cosas del mundo.
Nada es como creemos.
Nada es como pensamos.
Nadie es como suponemos.
Ni siquiera nosotros mismos.
A veces nos extraviamos
en la niebla incierta y vagarosa
de las comunes apariencias,
en la ubicua y espesa nube cúantica
de lo probable e improbable.
Por eso la claridad se vuelve tan preciosa
y quizá aumente al compartir.
Por eso comparto ahora este poema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario