jueves, 10 de septiembre de 2015

CHINA MON AMOUR

Cada vez más cosas en el mundo dependen de China, la mayor economía en paridad de poder adquisitivo. Abarca cerca del 40% de todo el crecimiento global por año, consume más de la mitad del carbón y un tercio del petróleo y de las principales materias primas del planeta, y es responsable de casi un 30% de la emisión de gases de efecto invernadero. Su sed de desarrollo parece no tener límites. Pero sus posibilidades de concretarlo sí que los tiene. Y su tiempo útil también. Ese tren desbocado que es el País del Sol Naciente corre sobre raíles corroídos por la corrupción generalizada, la proliferación de burbujas financieras, la masiva contaminación de su aire, aguas, tierras de cultivo, subsuelo y población (190 millones de enfermos y millones de muertos víctimas de ésta última). Un tren que pronto descarrilará, arrastrándonos al abismo a los demás terráqueos. Bueno, sólo al primer escalón del abismo, que es una escalera con muchos peldaños: pero todos muy juntos en el tiempo. Para conjurar estas amenazas mi mujer y yo nos hemos tomado una copita de ciripolen, un licor suavizado con miel, jalea y polen que entra muy bien. No sé si dará resultado. Pero la verdad es que nos ha dejado un cuerpo muy agradable y la mar de optimista respecto al futuro toda esta noche. Algo es algo.

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