1).- La creencia de que tenemos libre albedrío es muy popular desde comienzos de la historia escrita. Constituye la base de las religiones, con sus ofertas de premio o castigo eternos según actuemos en esta vida, y es la médula de la doctrina liberal que impera en los países occidentales.
2).- Sin embargo, eminentes científicos advierten desde hace tiempo que la noción de libre albedrío podría tener serias limitaciones. Los genes nos dominan tiránicamente, dicen muchos biólogos neodarwinistas. Tú puedes elegir obrar según determinadas razones, deseos o impulsos, pero no puedes elegir los pensamientos fuertemente emocionales que asaltan tu mente, ni tampoco lo que vas a sentir o desear, aseguran destacados neurólogos y psiquiatras.
3).- Para rematar la faena, el gran cosmólogo Stephen Hawking vino a darnos la puntilla en su día afirmando que en el universo no se mueve ni una sola partícula elemental (y mucho menos nosotros, claro) sin el permiso de las leyes de la física. Éstas no conocen más objetor válido que el principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, que las limita en sólo una parte entre un millón de millones de millones. Es decir, según esto, carecemos de libre albedrío en un 99,999999999999999999%.
4).- Parece que tengo motivos al considerar poco útil votar a favor o en contra de Shakira por decidir separarse de Piqué o ir a votar en las próximas Elecciones de la comunidad, el ayuntamiento o el gobierno nacional de turno. Tan poco útil como optar por el cristianismo, el zoroastrismo, el jansenismo o el ateísmo de cara al más allá. ¡Hay que joderse!.
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