Eres la libertad,
un soplo de aire tibio
entre las dunas calladas,
un aliento perfumado
desde las páginas de un libro,
una presencia real
en este limbo de ideas,
sueños y conjeturas.
Eres la libertad
que no alcanzan
el tiempo ni la muerte,
que no mancillan
las dentelladas del ego,
que no abarcan
los flagelos del pensamiento.
Eres la libertad,
un compendio de la nada,
la silueta fiel del todo,
el eco de esas preciosas jotas
de Ansó, Andorra y Calanda,
la estampa de esa figura
que ví, negra sobre el alba,
bailando los reverberos
de tu guitarra gitana.
Eres un verso de Lorca
desgranando susurros
de los cipreses altivos,
de las fuentes y jardines
de su querida Granada.
Eres lo que eres,
una pisada sin huella
y una estocada sin hoja
en el vientre del recuerdo
que ninguna memoria empaña.
Eres la libertad,
sin mengua, pero ni tacha.
Y sólo tú existirás
siempre, nunca y Dios mediante,
como sólo tú has existido
y existes, inagotable.
un soplo de aire tibio
entre las dunas calladas,
un aliento perfumado
desde las páginas de un libro,
una presencia real
en este limbo de ideas,
sueños y conjeturas.
Eres la libertad
que no alcanzan
el tiempo ni la muerte,
que no mancillan
las dentelladas del ego,
que no abarcan
los flagelos del pensamiento.
Eres la libertad,
un compendio de la nada,
la silueta fiel del todo,
el eco de esas preciosas jotas
de Ansó, Andorra y Calanda,
la estampa de esa figura
que ví, negra sobre el alba,
bailando los reverberos
de tu guitarra gitana.
Eres un verso de Lorca
desgranando susurros
de los cipreses altivos,
de las fuentes y jardines
de su querida Granada.
Eres lo que eres,
una pisada sin huella
y una estocada sin hoja
en el vientre del recuerdo
que ninguna memoria empaña.
Eres la libertad,
sin mengua, pero ni tacha.
Y sólo tú existirás
siempre, nunca y Dios mediante,
como sólo tú has existido
y existes, inagotable.
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