miércoles, 3 de agosto de 2016

GAEL DE LOS VIENTOS

Mi nieto Gael ha llegado a este mundo a mediodía en punto, envuelto , sin embargo, en el rubor del poniente tropical, con un sartal de estrellas ceñido a su frente y un suspiro de orquídeas en su boquita de piñón, la misma de su madre al nacer. Sus ojitos celestes se abren apenas para mirarme sorprendidos. Su cuerpecito de mimbre y sedal se estira con frecuencia, gozando de estos nuevos espacios que vedados le estuvieron desde el principio del Universo. Y parte del cordón umbilical que ahora le une a la tierra aún cuelga de su ombligo anudado, con estrías azules y esmeraldas. Gael se abre a la vida con una muda sinfonía de bostezos, plácido y sereno como un estanque lunar. ¡Qué ternura cogerle!. ¡Qué delicia mecerle entre su calma y mis brazos! Gael, Gael, te has hecho esperar, mas por fin has venido soplado por los vientos de Aruba y Curacao, de Los Roques y Bonaire. Y brindas a nuestra existencia una fresca diadema de sonrisas e ilusiones, de nuevos sueños y esperanzas para ti, de ti, por ti.
Gracias por nacer Gael. Gracias por vivir y alentar. Gracias por estar aquí. En nuestro corazón.

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