martes, 26 de abril de 2016

UNA BELLEZA OCULTA: BARRANCAS DE BURUJÓN


Desde Toledo seguimos el curso del Tajo. Río abajo la vega muestra sus feraces campos de aluvión. En la Puebla de Montalbán, famosa por sus melocotones, descubrimos el museo de la Celestina, su bonita plaza principal, en parte porticada, varias iglesias, ermitas y conventos renacentistas, floridos patios interiores y una esbelta torre mudéjar en lo más alto de la villa. A una docena de kilómetros visitamos el santuario templario de Santa María de Melque, con traza visigótica del siglo VII. Más al sur, comemos un rico cordero asado en San Martín, aún dentro de la antigua Encomienda de Montalbán.


La meseta manchega se ondula en amplias extensiones reverdecidas por la lluvia y salpicadas de almendros, olivos, rojos tapices de amapolas y miríadas de flores de todos los colores. Entre sus grandes pliegues nos asomamos de pronto a una cornisa... y quedamos boquiabiertos.


El embalse de Castrejón, 200 metros por debajo, dilata sus azules aguas y sus numerosos islotes de carrizo y de exóticas aves al pie de rojizas cárcavas de arcilla torturadas por la erosión de vientos, hielos y aguaceros milenarios. Son las Barrancas de Burujón, macizos de nervios sangrantes que se descuelgan, paralelos, como si quisieran zambullirse y aliviar así la quemazón del sol y de los tiempos, festoneados aquí y allá de un verdor primaveral.. Sus airosos farallones de roca, sus venas retorcidas, sus perfiles volteados, me hacen pensar por un momento en el Gran Cañón del Colorado o en Valle Marineris, de Marte, obviando las naturales diferencias de escala.


Es una belleza insospechada, oculta en el regazo de una meseta aparentemente nivelada y regular, desconocida por el gran público... a sólo 30 kms. de la capital de Castilla la Mancha. Desde su alto reborde nos sentamos a contemplar un panorama grandioso que abarca las nieves de Guadarrama y Gredos al norte,


el Conjunto Medieval de Melque, la citada Encomienda de Montalbán, los términos municipales de Burujón. Gálvez y Polans, y todo el espinazo de los Montes de Toledo al sur, con el río Tajo serpenteando entre medias y la llanura de Talavera insinuándose a Poniente.
Barrancas de Burujón, otra maravilla natural por atesorar.


(Fotografías de Gloria Gómez Trapero)

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