miércoles, 12 de agosto de 2015

CREACIÓN DESTRUCTIVA

Releo, después de muchos años, "La autobiografía de Federico Sánchez", escrita por Jorge Semprún, y, como suele ocurrir, descubro en ella nuevos elementos de indudable valor. El más destacado, a la luz de mi propia experiencia, es la extrema dificultad de cambiar tanto la propia vida como la sociedad en que vivimos; cambio en el sentido de mejora profunda y radical, se entiende.
Ello es debido a la estructura psicológica del ser humano, a la naturaleza de su mente. Gran parte de su acción emotiva y sentimental es destructiva por egocéntrica, de corte fragmentario, incoherente y, las más de las veces, contradictorio. De modo que cuando creemos establecer relaciones afectivas verdaderamente sólidas con otras personas, cuando tenemos la impresión de estar creando algo hermoso e imperecedero, en realidad sembramos. muy a menudo,  semillas de dolor y destrucción. Es la creación destructiva, por oposición semántica a la tan de moda destrucción creativa. Por eso fracasó también históricamente el movimiento revolucionario en que Jorge Semprún participó. Por eso es muy probable que sigan fracasando todos en el futuro. Y casi todos nosotros a nivel particular.

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