lunes, 8 de junio de 2015

Y CRECER, CRECER, CRECEEEEEEEEERRRRR...

Es una de nuestras mayores obsesiones. Los niños quieren crecer y hacerse mayores en seguida. Los adolescentes sueñan con volverse adultos cuanto antes creciendo en cuajo y experiencia. Los adultos desean crecer en patrimonio inmobiliario y financiero, en estatus y respetabilidad social. Los políticos ansían ver crecer el número de sus votantes, las iglesias y sectas la masa de sus feligreses, partidos políticos y sindicatos la cantidad de afiliados, médicos y terapeutas el censo de pacientes, etc, etc.
El capitalismo salvaje e inhumano de la actualidad necesita crecer exponencialmente para pagar los intereses de sus enormes deudas, ir devolviendo algo del principal y calmar la codicia de sus accionistas, consejeros y ejecutivos con suculentos dividendos, primas e incentivos. Los comerciantes y trabajadores autónomos requieren un crecimiento de sus ingresos, igual que los gobiernos vía fiscal y los empleados por cuenta ajena mediante salarios en ascenso.
El Sistema en que vivimos tiene su razón de ser en el crecimiento y desarrollo ilimitados de la energía, los recursos materiales y el BAU (business as usual o el negocio siempre y por encima de todo).
Así que todos los partidos políticos, incluso los nuevos de última hora, encabezan sus programas con la oferta de un crecimiento y un desarrollo inacabables para todos y de todo, incluso de la felicidad. Pues saben que, de lo contrario, van a sacar menos votos en las próximas elecciones que en una junta de vecinos de la finca.
Pero, ay, ¿cómo vamos a hacer casar estas sacrosantas pretensiones con el hecho ineluctable de que las aplicamos dentro de una insignificante mota de polvo, casi invisible en la foto que le hizo la astronave "Voyager 1", llamada Tierra?. Buen reto para magos y prestidigitadores. Mejor tema aún para charlatanes y embaucadores profesionales.

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