Llevamos mucho tiempo viendo caer proyectos, sectas, planes anuales y quinquenales, tabúes, credos, ideologías y toda clase de utopías bienintencionadas. Se instauró el relativismo y con él andamos a trancas y barrancas por estos mundos de nadie consumiendo alegremente hasta el oxígeno del aire que respiramos. Pero todavía quedaban, para algunos ingenuos, certezas indiscutibles que les permitían conciliar el sueño por las noches: el recto manejo del euribor por parte de los bancos, las cifras oficiales del P.I.B y de todos los demás datos macroeconómicos, el juego limpio en las más altas instancias del fútbol mundial, la honradez de "la inmensa mayoría de los políticos en ejercicio", el intachable proceder de la ciencia a nivel planetario, y así sucesivamente.
Ahora nos encontramos con que todo esto, y miles de cosas más, hay que liquidarlo por derribo de la civilización en su conjunto. Cantidad de bancos amañan el euribor a su particular beneficio, la F.I.F.A. se esfuerza admirablemente por estar a la altura de la corrupción española, la mayoría de los políticos del mundo ya se sabe lo que es. Y ahora resulta que cada país confecciona su P.I.B. y sus principales datos macroeconómicos con arreglo al método que le da la gana, introduce en ellos elementos muy dispares y poco homologables, y pondera todo lo anterior según le mola y le parece; a conveniencia, vamos. Estudios recientes apuntan a que China infla sus estadísticas más que la NASA sus globos de observación; a que India le puede andar por ahí, y a que muchas otras naciones (adivinad cuáles) siguen su estela. Todo muy tranquilizador.
Más estudios aún arrojan graves sospechas sobre el 50% del establishment científico, que, según ellos, estaría literalmente vendido al ESTABLISHMENT GLOBAL y que falsearía o distorsionaría los resultados de sus investigaciones, experimentos e informes. De ser cierto nos hemos quedado de golpe sin la mitad de la Ciencia mundial.
Pero no desesperemos del todo. Nos queda aún la otra mitad, lo único relativamente fiable y convincente, junto con algunas dosis de amor, solidaridad y compasión humanos, que aún subsiste sobre la faz de la tierra. Lo ÚNICO que todavía podemos salvar de esta general y aterradora liquidación por derribo.
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