domingo, 31 de mayo de 2015
LOS RISCOS DE MAYO HASTA EL MAR
Me asomo a las Hoces del Duratón desde el mirador del Santuario de la Virgen de la Peña, en Sepúlveda. Riscos negros y grises en pleno tajo del río paciente, bajo el vuelo avizor de un buitre leonado. En el aire un leve temblor de leyendas antiguas y suspiros medievales; también un reverbero del sol que fustiga. Lejanas propagandas electorales de altavoces sobre cuatro ruedas violan el silencio perfecto de este lugar con su cháchara estridente. Aprieto la boca y contraigo el estómago, fastidiado.
Ese mismo silencio me lo vuelvo a encontrar en medio de otros riscos y otras alas rapaces, aunque adornado por los murmullos del agua. Al fin desaparece en el estruendo de la Cascada del Purgatorio, que nos salpica la piel y nos regala una preciosa charca verde en pequeño. (La otra, la grande, reluce en pleno corazón de La Pedriza). Capricho del río Agullón, que desciende alegre desde las entrañas de la sierra.
Son los riscos de mayo, que vierten sus durezas agrestes en estos ríos diminutos con la esperanza de que las lleven hasta el mar y hagan saber al mundo de su existencia. Como los mensajes del anacoreta, personaje principal de la película de Juan Estelrich, confiados al desagüe del inodoro en tubos de pastillas. Como los vehementes llamamientos de Guy McPerson, profesor emérito de recursos energéticos y cambio climático en la Universidad de Arizona. Como los clicks de socorro de tantos solitarios pegados a sus móviles y tabletas mientras cruzan a ciegas por los pasos de cebra.
Sí, son los riscos de mayo, que ya se despide, hasta el mar de la fe y la ilusión en el porvenir.
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Recuerdos, sentimientos, vivencias, ilusiones..... todo ello, envuelto en poesía, hacen un relato entrañable y gratificante.
ResponderEliminarGracias por hacerme revivir bonitos momentos
MIRESA
Momentos que he compartido contigo. Y espero compartir muchos más. Gracias a ti. Abrazos.
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