sábado, 28 de marzo de 2015

TORTUGUERO, ADIÓS.

Tras un agradable desayuno en el hotel, volvemos a la playa para despedirnos del Caribe. Hoy su oleaje es aún más poderoso y, a pesar de adentrarme muy poco en él (corrientes peligrosas, tiburones muy aficionados a las tortugas... y a otras cosas), me revuelca sin piedad contra el fondo arenoso. Salgo bien zurrado. Pero el agua es tan cálida...

La lancha a motor surca los grandes canales a buena velocidad. De vez en cuando, se detiene en los embarcaderos a recoger más gente. Más tarde, nos introduce en el río de la Suerte. Remontamos su curso selvático, de aguas someras, muy tortuoso. De pronto, nos detenemos. El guía nos advierte de la presencia de algo inquietante cerca de la orilla derecha.
Es un cocodrilo que parece querer despedirnos a lo grande de Tortuguero. Permanece inmóvil y al acecho.



Le dedicamos una atención admirativa. Algunos rostros parecen sobrecogidos. ¿Y el nuestro?.

Reanudamos por fin la navegación. Cuando al cabo divisamos el puertecillo de amarre de La Pavona, con la policía fluvial viéndonos llegar, nos parece dejar atrás un capítulo imborrable de nuestras andanzas por Costa Rica.

Tortuguero, adiós.


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