Siempre me he sentido tranquilo con ellos. En España casi nunca ha habido huracanes y, además, vivo lejos del mar. Madrid dista 300 kms. del Mediterráneo, otros tantos del Cantábrico y 400 del Atlántico. Esos fenómenos extremos de la Naturaleza se debilitan rápidamente al tocar tierra y no suelen penetrar mucho en ella. Bueno, eso era antes. Ahora empiezo a sentirme algo más inseguro. El océano se calienta rápidamente con el cambio climático, acumula cada vez más energía térmica y ceba con ella los huracanes hasta ponerlos gordísimos y más resistentes al roce con tierra firme. Helene ha durado varios días y se ha internado cerca de mil kms. en EE. UU., causando enorme destrucción hasta el último momento. Kirk ya tiene categoría 4 ¡en el Atlántico Central! , muy lejos de los criaderos habituales de huracanes, y dicen que afectará a Galicia en pocos días, ya muy mermado, pero aún con la fuerza de una gran borrasca. Esto es sólo el anticipo. Dentro de una década o dos Madrid ya no estará tan a salvo, me temo. Y el resto de la Península Ibérica, figuraos, sobre todo el pobre litoral mediterráneo, con sus aguas tan caldeadas en general.
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