viernes, 26 de agosto de 2022

VÍA LÁCTEA

 La veo surgir, hermosa,

en el hondón de la sierra,

entre las crestas vencidas

por la oscura gravedad

de otra noche estival

que convoca a la familia

entre promesas ambiguas

por los altos de la Hinchona, 

camino de la Hiedra

y del asediado Castañar. 

Después, la veo ascender, gloriosa,

por un sereno firmamento

hasta derramar, en el cénit, 

fríos chorros de gas

y amplias estelas de polvo

que envuelven a Sagitario

como una gran túnica celeste. 

Al final se precipita, 

en silenciosa cascada albina, 

hacia las cumbres de Guadarrama

sembrando el norte y el este

de jugosos néctares siderales. 

Es la sin par Vía Láctea,

cifra suprema de toda orientación,

espinazo de nuestros quereres,

rumbo de nuestros anhelos galácticos

y remanso de nuestros vuelos

por la colosal inmensidad

que representa el misterio

de un insondable Cosmos. 

 




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