jueves, 25 de octubre de 2018

SAMBA Y BOSSA NOVA

Me asaltan, de pronto,/ canciones y poemas/ de mi lejana adolescencia/ preñados de romántico idealismo,/ de febriles ilusiones/ acunadas en soledad./ Y no sé por qué./ Los reviso, perplejo./ Son versos y melodías/ de inspiración carioca,/ susurros nacidos en Salvador de Bahía/ o al arrullo de la espuma/ en las noches de Ipanema,/ sobre un fondo de luces titilantes, polícromas,/ engalanando los cerros./ Son voces quedas y nostálgicas,/ lamentos de un amor truncado,/ lentos acordes de guitarra,/ suspiros de flauta y saxo./ Samba sutil de Moraes/ vertida en contrabajos/ que entonces me quitaban el sueño;/ piano mágico de Almeyda,/ trazando sobre el mar/ estelas de fuego blanco;/ y esa llamada vaporosa, lánguida,/ de Astrud Gilberto cantando,/ mecida por las notas primorosas de Stan Getz;/ el onírico elixir de Antonio Carlos Jobim,/ y el rastro adormecido de Caetano Veloso./ Ecos de bossa nova/ que, ahora lo entiendo mejor,/ siguen vivos en mis entrañas/ y nunca se apagarán,/ a despecho de las modas/ y otras corrientes pueriles./ Ritmos fascinantes/ prolongados por María Betania,/ la sugestión de Dorival/ y el alegre festival de Jaime Marques./ Regalos de un Brasil primordial/ ceñido a los pliegues/ de cadencias tropicales,/ atado a la cintura/ de sus diosas de ébano/ y sus magos ancestrales./ Presentes musicales/ que, de la Tierra del Sol,/ de la selva y del sertao,/ a gotas me llegan danzando./ (Reservados todos los derechos)

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